martes, 11 de noviembre de 2008


Me calaste hondo, y ahora me dueles. Si todo lo que nace perece del mismo modo; un momento se va y no vuelve a pasar.


Y decían: ¡Qué bonito! era vernos pasear, queriéndonos infinito pensaban `siempre será igual´.

¿Cómo lo permitimos?

¿Qué es lo que hicimos tan mal?

Fue este orgullo desgraciado ¡que no supimos tragar!

Y engañame un poco al menos, di que me quieres aun más. Que durante todo este tiempo, lo has pasado fatal.

Que ninguno de esos idiotas te supieron hacer reír, y que lo único que te importa es este pobre infeliz!

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